¿Cómo conseguir que nuestros hijos e hijas hablen otros idiomas?
Muchos de nosotros tenemos la experiencia de vivir en países distintos al nuestro inmersos en diferentes culturas. Y resulta muy curioso cómo desde el primer momento casi todos damos por sentado que nuestros pequeños y pequeñas aprenderán al mismo tiempo diferentes idiomas y los dominarán.
Serán bilingües. ¡Un gran privilegio! Pero, ¿es el bilingüismo sólo una cuestión de suerte? ¿Se puede dominar un idioma aprendido después del materno? ¿Es mejor aprender dos idiomas al mismo tiempo o se debería esperar antes de comenzar a aprender otro? ¿Cuál es el mejor momento para empezar? Y ¿cómo hacerlo?
La situación ideal es la de los bilingües nativos o de cuna, que aprenden varios idiomas de manera natural al nacer y crecer en una región en la que estos se utilicen habitualmente. Pero el bilingüismo es también posible si los padres educamos a nuestros hijos e hijas en un idioma distinto al habitual en la zona donde residimos y promovemos su uso en la vida familiar.
Los estudios más recientes sobre psicolingüística han demostrado que el bilingüismo tiene grandes beneficios para el desarrollo global de la persona. Aprender más de un idioma al mismo tiempo refuerza las conexiones cerebrales. Los cerebros bilingües ejercitan más los procesos cognitivos de la percepción, la memoria, la atención y la emoción. Esto se refleja en una mejor memoria operativa, mayor capacidad de toma de perspectiva respecto al otro y en un aumento de la reserva cognitiva, es decir, un envejecimiento más lento del cerebro.
Por otro lado, se ha demostrado que los avances que se hacen en una segunda lengua influyen directamente en la mejoría de la lengua materna y viceversa. En definitiva, los bilingües tenemos unas habilidades cognitivas y lingüísticas superiores a las de los hablantes monolingües.
Neurocientíficos de la Universidad de Helsinki han demostrado que el aprendizaje de la lengua materna comienza en el útero de la madre. Sorprendente, ¿verdad? Por eso, los bebés se calman al oír alguna melodía escuchada desde el vientre de la madre y reconocen con facilidad su voz poco después de nacer.
En general, el mejor momento para aprender idiomas es desde el nacimiento hasta los 10 años, aunque la habilidad para aprender un idioma es aún muy elevada hasta poco antes de los 20 años. A estas edades tempranas los niños y niñas no aprenden el idioma, sino que lo adquieren implícitamente por imitación sin esfuerzo alguno ante la necesidad de comunicación en su entorno social. Por eso, su pronunciación es perfecta.
Estas son algunas sugerencias para educar niños y niñas bilingües:
Es importante que nuestros hijos e hijas crezcan en cada uno de los idiomas que aprenden. Es decir, que los utilicen de manera habitual en el día a día.
- Que cada progenitor hable su idioma nativo.
- Un idioma en casa, otro en el colegio.
- Ver películas y leer libros en diferentes idiomas. Compartir esta experiencia en familia.
- Cantar en los idiomas que estén aprendiendo.
- Motivar a nuestros hijos e hijas aprendiendo también como progenitores otro idioma.
- Fomentar actividades extraescolares relacionadas con otros idiomas.
- Promover el contacto con niños de otras lenguas para que puedan practicar sus conocimientos fuera del entorno familiar.
En definitiva, a la hora de aprender un idioma es fundamental crear un vínculo emocional que nos motive a practicarlo. Si utilizamos un idioma en situaciones como conocer a personas de otras culturas, leer libros apasionantes o vivir experiencias maravillosas en otros lugares, identificaremos ese idioma con esos momentos felices.
"El bilingüismo nos ayudará a crecer como personas a nosotros y a nuestros hijos e hijas"
Escrito por: Carmina Martín Olmo